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  • Foto del escritorFranklin R. Aguilar Gamboa

¿Debemos de considerar otra vía de transmisión para el COVID-19?

Actualizado: 28 may 2020

Mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) sigue negando la vía aérea como probable mecanismo de transmisión en la enfermedad producida por el COVID-19 , artículos periodísticos basados en informes de esta organización indican en sus páginas lo siguiente: El coronavirus SARS-CoV-2, reza el informe, no se transmite por el aire. Eso implica que no nos contagiamos por respirar en la calle o en un súper y que, por tanto, no es necesario ni eficaz llevar mascarillas como medida de protección personal” (1). Ciertamente un mensaje muy controversial bajo nuestra actual coyuntura. Dicho de otro modo, el reconocer que sólo la vía de trasmisión por salpicaduras y fómites, representan los más importantes mecanismos de diseminación del SARS-COV-2 repercute en la estrategia de contención que han planteado distintos países sobre el mismo. Y es más, incentivan a la población a desestimar el uso de equipos de protección personal (EPP) a nivel comunitario, lo cual está lejos de ser oportuno.


Por su parte el CDC indica que “El virus que causa COVID-19 se está propagando de manera muy fácil y sostenible entre las personas. La información de la actual pandemia de COVID-19 sugiere que este virus se está propagando de manera más eficiente que la Influenza, pero no tan eficientemente como el sarampión, que es altamente contagioso” (2). Entonces, estamos frente a una enfermedad cuyas vías de trasmisión podrían ser mucho más complejas y mixtas, de la cual bajo ciertas condiciones, los aerosoles jugarían un rol importante.


Para entender el impacto de la transmisión aérea es necesario conocer la dinámica del movimiento de las gotas de saliva en el aire, más que el supuesto peso de los virus (una falsa idea muy extendida en estos días), en este sentido un estudio publicado en la revista científica Physics of Fluids y liderado por investigadores del Instituto Americano de Física reveló mediante una simulación computacional de dinámica de fluidos, el estado de cada gota de saliva desde que una persona tose y es expulsada. La simulación, que tuvo en cuenta aspectos como la humedad, la fuerza de dispersión, las interacciones de las moléculas de saliva y aire, y cómo esas gotitas se evaporan, obligó a resolver 3,7 millones de ecuaciones para simular la propagación de un millar de gotitas de saliva. Con lo que se constató que con una ligera brisa de 4 km/h, la saliva viaja casi 5,5 metros en 5 segundos y que las gotitas expulsadas en un estornudo pueden infectar a adultos y a niños. De modo que la distancia social de 2 m puede no ser suficiente (Figura 1) (3).

Figura 1.las gotas de saliva pueden viajar grandes distancias, dependiendo de las condiciones ambientales como la velocidad del viento, la temperatura, la presión y la humedad. EFE/Talib Dbouk y Dimitris Drikakis (American Institute of Physic)

Las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el distanciamiento social de 6 pies y el lavado de manos para reducir la propagación del SARS-CoV-2 se basan en estudios de gotitas respiratorias realizadas en la década de 1930. Estos estudios mostraron que las gotas grandes de aproximadamente 100 μm producidas en la tos y los estornudos se sometieron rápidamente a un asentamiento gravitacional (4). Sin embargo, cuando se realizaron estos estudios, la tecnología no existía para detectar aerosoles submicróscopicos.


Un estudio realizado en hospitales de China, encontró SARS-CoV-2 en aerosoles a más de 6 pies de pacientes con concentraciones más altas detectadas en áreas más concurridas y aunque no pudieron establecer la infectividad del virus detectado en estas áreas hospitalarias, propusieron que el virus puede transmitirse a través de aerosoles (5), el tema de la viabilidad observado en el estudio en mención se hace cada vez más probable de acuerdo a nuevas investigaciones de diseño experimental que respaldarían esta teoría (6).


En ambientes exteriores, numerosos factores determinarán las concentraciones y la distancia recorrida y si los virus respiratorios siguen siendo infecciosos en los aerosoles. Las brisas y los vientos a menudo ocurren y pueden transportar gotas infecciosas y aerosoles a largas distancias. Las personas asintomáticas que exhalan mientras hacen ejercicio, conversan o hablan en voz alta pueden liberar aerosoles infecciosos que pueden ser recogidos por las corrientes de aire (7).


En este sentido, se podría pensar que las concentraciones virales se diluirán más rápidamente al aire libre, pero se han realizado pocos estudios sobre la transmisión en estas condiciones sobre SARS-CoV-2. Además, éste virus puede ser inactivado por la radiación ultravioleta en la luz solar, y es probable que sea sensible a la temperatura ambiente y la humedad relativa. Sin embargo, en áreas altamente concurridas como los mercados, los virus pueden adherirse a otras partículas como el polvo y la contaminación, lo que puede modificar las características aerodinámicas y aumentar la dispersión. Además, en los bancos u otros establecimientos más reducidos con presencia de aire acondicionado, la humedad relativa se afecta propiciando la formación de aerosoles y contribuyendo a una mejor dispersión de partículas virales, lo cual explicaría la alta transmisión sostenida del virus en muchos de estos centros.


Es importante considerar lo que ocurre actualmente en Latinoamérica, el cual se está convirtiendo en el nuevo epicentro del COVID19, donde países como Brasil, Perú y Chile poseen las más altas tasas de contagio (8). En este sentido, es de destacar que a pesar de los esfuerzos de contención principalmente en el Perú, el virus está ganando fácilmente terreno. En la práctica, a pesar de los problemas sociales en cuanto al cumplimiento o no de la cuarentena y el distanciamiento social, y las aglomeraciones en bancos y centros de abasto, si en verdad fuese cierto que el virus se transmite principalmente por salpicaduras, sería suficiente el uso de mascarillas quirúrgicas, incluso de tela (que cumplan con especificaciones técnicas) (9, 10); para que no se produzcan más casos de transmisión considerando que por el tamaño de dichas partículas está medida de contención debería de ser suficiente.


La transmisión de virus en aerosol debe reconocerse como un factor clave que conduce a la propagación del COVID-19, esto permitirá enfocar medidas de contención orientadas a reducir la trasmisión sobre todo en los centros de abastos e instituciones públicas y privadas donde la afluencia de personas contribuiría con la dispersión de las partículas virales. Se requiere más investigación para cuantificar la influencia de parámetros como la humedad relativa y la temperatura del medio ambiente, entre otros factores que permitan respaldar la implicancia de esta importante vía en la trasmisión de SARS-COV-2.


Autor: Microbiologo. Franklin R. Aguilar Gamboa

Laboratorio de inmunologìa y virologìa - Dirección de investigación

Hospital Regional Lambayeque - Perú



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