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  • Foto del escritorFranklin R. Aguilar Gamboa

DESAPARICIÓN DE LA GRIPE DURANTE LA PANDEMIA COVID-19 Y LA EFECTIVIDAD DEL USO MASIVO DE MASCARILLAS

La pandemia del COVID-19 presenta un escenario de alto riesgo para la transmisión de enfermedades respiratorias bacterianas y virales concomitantes. Se han notificado casos de coinfección durante el curso de la pandemia, con incremento en la morbimortalidad entre los afectados, y se teme que tanto la gripe como la COVID-19 den lugar a un aumento del número de casos en lo que se denomina una sindemia. Sin embargo, la propagación del SARS-CoV-2 en el hemisferio sur durante el invierno coincidió con la disminución de los casos de gripe a niveles históricos, lo que revela un curioso comportamiento de este tipo de enfermedad respiratoria de origen viral.


La gripe es causada por el virus de la Influenza. Los tipos A y B son los que afectan con más frecuencia al ser humano, siendo el tipo A el responsable de muchas pandemias en el siglo XX. Durante la temporada de influenza 2019–2020 en los Estados Unidos (primero de octubre de 2019 hasta el cuatro de abril de 2020), entre 39 y 56 millones de personas se enfermaron de gripe con un estimado de 24 a 64 mil decesos (1). Esto representa una de las peores temporadas que ha sufrido esta parte del mundo.


Por otro lado, la temporada de gripe en EE.UU fue especialmente mala para los niños, según el CDC, hubo 170 muertes pediátricas asociadas con la gripe hasta el 25 de abril de 2020, siendo la peor temporada de influenza para los niños en una década (Figura 1).


Figura 1. Distribución de casos de influenza en niños de 0 a 4 años durante los últimos 10 años. La línea roja representa la temporada de influenza de 2019–2020. Fuente: CDC — Advisory Board

El elevado número de muertes pediátricas durante la última temporada de influenza en los Estados Unidos, se asoció probablemente a un acontecimiento poco frecuente en el que predominaban los tipos A y B, denominada como temporada de influenza “doble cañón”. La parte más preocupante de este evento es que un individuo puede enfermarse dos veces en la misma temporada. Los niños en particular son más susceptibles al tipo B, porque las personas mayores pueden tener algo de inmunidad, esto debido a este tipo no muta tanto, como otras cepas. Lo que significa, que es probable que la contrajeran cuando ésta circulaba durante la temporada anterior(2).


La temporada 2020–2021 ha comenzado en octubre en los EE.UU y se ha promovido de forma extensiva la vacunación contra influenza producto de la terrible experiencia en la temporada pasada y por el riesgo de una sindemia de tipo (SARS-CoV-2 — Influenza). Sin embargo, durante el invierno en el hemisferio sur se suscitó un hecho intrigante, los casos de Influenza prácticamente desaparecieron.


El hemisferio sur libre de influenza


Desde 1997 la vigilancia virológica de la influenza ha contado con el apoyo de FluNet. Los datos virológicos ingresados ​​en ésta plataforma web son fundamentales para rastrear el movimiento del virus a nivel mundial e interpretar la situación epidemiológica. Los informes a nivel de país están disponibles públicamente y se actualizan cada semana. Durante el 2020, los datos recopilados del hemisferio sur registraron un dramático descenso a partir de la semana 13 (del 23 al 29 de marzo) que coincidió con la llegada del virus SARS-CoV-2 a esta parte del mundo (Figura 2).


Figura 2. Detecciones de virus de la influenza. Número de muestras positivas para influenza por subtipo. Fuente: FluNet — CHARTS

A pesar que existen casos de coinfección viral durante la pandemia de COVID-19, no se ha producido una sindemia en el hemisferio sur. Este hecho puede atribuirse a la implementación masiva y comunitaria de medidas de prevención frente al coronavirus (lavarse las manos, usar máscaras y distanciamiento social), las cuales también estarían funcionando contra la transmisión de la gripe. Además, este no es el único virus que ha disminuido su frecuencia durante la actual pandemia. El virus del sarampión que había recuperado terreno en los países de América antes de 2020(3), a la fecha, ha desaparecido prácticamente de muchos países latinoamericanos (con la excepción de Brasil), algo que también se ha visto en los EE.UU donde en 2019, se notificaron 1 282 casos individuales de sarampión en 31 estados y que hasta el 19 de agosto del 2020 solo reportaron 12 casos confirmados en 7 jurisdicciones (todos ellos a inicios de año)(4).


La efectividad del distanciamiento social y el uso comunitario de mascarillas


La disminución de los casos de infecciones virales respiratorias pone de manifiesto la eficacia de las medidas de distanciamiento y el uso de mascarillas adoptadas a nivel comunitario. Aunque estas medidas, son ampliamente criticadas por cierta parte de la población, es importante conocer que no son tema de debate actual. Ya en la pandemia de la Influenza H1N1 en el 2010 se discutía si era pertinente o no usar las mascarillas o respiradores a gran escala. Revisiones sistemáticas al respecto revelaban que existía respaldo científico en su uso durante una enfermedad para proteger a otros, y que podían ayudar a reducir la transmisión del virus. Sin embargo, había menos datos que respaldaban su uso para evitar la infección. Así mismo también existía menos evidencia sobre su efectividad en entornos naturales(5). Pero, durante la actual pandemia hubo la oportunidad de poner en práctica estos probables beneficios del uso masivo de mascarillas.


La pregunta sería entonces: ¿Si estas medidas fueron tan efectivas para contener la propagación de la gripe, Por qué no lo son tanto frente a COVID-19?. Pues bien, hay dos razones probables para ello: en primer lugar, el COVID-19 es más contagioso entre ciertas poblaciones y grupos de edad que cualquier otro virus respiratorio y se ha observado que genera muchos más casos de súper propagadores que la Influenza(6). Por otro lado, las medidas adoptadas con 1.5 m de distanciamiento y uso de mascarillas en realidad son para virus que se transmiten por gotas a nivel comunitario (como influenza) más no por aerosoles, como se ha propuesto para SARS-CoV-2(7).


La segunda razón estaría más relacionada con el aspecto evolutivo del virus. En este sentido, la inhibición por competencia impediría que dos virus que comparten rutas de transmisión similares y el mismo órgano diana puedan infectar no sólo al mismo tiempo, sino también, propagarse con éxito. De esta manera, las sindemias producidas por virus que comparten características podría ser un evento lejano a concretarse. Esta hipótesis tendrá la oportunidad de corroborarse en la presente temporada de influenza en EE.UU y ver si muestra el mismo comportamiento en el hemisferio sur.


Las medidas adoptadas a nivel comunitario en la actual pandemia, han llevado a la práctica como nunca antes estrategias de contención frente a patógenos respiratorios. Y aunque sería imposible implementarlas como una medida que de ahora en adelante permita disminuir la morbimortalidad de este tipo de agentes infecciosos a nivel comunitario, debemos trasladar esta experiencia a los ambientes hospitalarios, asilos, escuelas, a fin de evitar y contener brotes. Es importante seguir recopilando evidencia, que permita evaluar la efectividad de esta u otras medidas frente a agentes respiratorios sobretodo de origen viral, porque la frecuencia de este tipo de epidemias en el mundo probablemente aumentará en las próximas décadas.


Autor: Microbiólogo. Franklin R. Aguilar-Gamboa.

Laboratorio de inmunología y virología — Dirección de investigación, Hospital Regional Lambayeque — Perú


Referencias


1. Centers for Disease Control and Prevention. Influenza (gripe) [Internet]. CDC. 2020. Disponible en: https://espanol.cdc.gov/flu/about/burden/2019-2020.html

2. Advisory Board. The 2019–2020 flu season has come to an end. See it, charted. [Internet]. Advisory Board. 2020. Disponible en: https://www.advisory.com/daily-briefing/2020/05/05/flu-update

3. Aguilar Gamboa FR, Suclupe-Campos DO. Molecular epidemiology of the measles virus in the region of the Americas: Current Overview. Rev la Fac Med Humana [Internet]. 2020;20(3):474–84. Disponible en: https://doi.org/10.25176/RFMH.v20i3.2966

4. Centers for Disease Control and Prevention. Casos y brotes de sarampión [Internet]. Center for Disease Control and Prevention. 2020. Disponible en: https://www.cdc.gov/measles/cases-outbreaks-sp.html

5. COWLING BJ, ZHOU Y, IP DKM, LEUNG GM, AIELLO AE. Face masks to prevent transmission of influenza virus: a systematic review. Epidemiol Infect [Internet]. 22 de abril de 2010;138(4):449–56. Disponible en: https://doi.org/10.1017/s0950268809991658

6. Centers for Disease Control and Prevention. Similitudes y diferencias entre la influenza y el COVID-19​ [Internet]. Center for Disease Control and Prevention. 2020. Disponible en: https://espanol.cdc.gov/flu/symptoms/flu-vs-covid19.htm

7. Jayaweera M, Perera H, Gunawardana B, Manatunge J. Transmission of COVID-19 virus by droplets and aerosols: A critical review on the unresolved dichotomy. Environ Res [Internet]. 2020;188:109819. Disponible en: https://dx.doi.org/10.1016%2Fj.envres.2020.109819


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