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  • Danny O. Suclupe Campos

Long COVID: las secuelas poco estudiadas de la COVID-19

Con casi 20 millones de personas “recuperadas” y cerca de un millón de muertes en todo el mundo por la COVID-19, la actual pandemia continúa sin cesar. Gran parte del curso clínico de la enfermedad sigue siendo desconocido. Meses después de la infección por SARS-CoV-2, algunas personas todavía luchan contra los síntomas y secuelas persistentes, sin embargo, a falta de un protocolo consensuado por la comunidad científica y médica que permita comprender mejor la enfermedad a largo plazo, la forma de ayudar a esos pacientes se ve obstaculizada.


Grupos de investigadores en su afán de clasificar estos confusos síntomas y secuelas de larga duración, han propuesto términos como “síndrome post-COVID”, “COVID-19 crónico”, incluso grupos de apoyo en sitios como Facebook que albergan a miles de miembros que padecen estos síntomas, se autodenominan “transportistas de larga distancia” (long haulers)(1). Una revisión sugiere que las personas que experimentan los efectos a largo plazo del COVID-19 pueden tener diferentes síndromes (síndrome post-cuidado intensivo, síndrome de fatiga post-viral y síndrome COVID prolongado)(2), sin embargo, estos hallazgos no deben generalizarse para todos los afectados. En todo caso, el término Long COVID o COVID prolongado podría ser el más apropiado para referirse a las secuelas observadas en los pacientes que pasaron la enfermedad(3), debido a su popularidad en informes y noticias.


Muchos investigadores están lanzando estudios de seguimiento a personas que habían sido infectadas con SARS-CoV-2. Varios de estos se centran en el daño a órganos o sistemas específicos; otros planean rastrear una variedad de efectos. De esta manera, informes de pacientes dados de alta por COVID-19 en Italia(4) y el Reino Unido(5,6) encontraron que la fatiga, falta de aliento, dolor de pecho, articulaciones y mialgias son los síntomas más frecuentes y las manifestaciones neurológicas como cefalea, vértigo, confusión mental, dificultad en la concentración, cambios de humor, convulsiones y disfunción quimio sensorial (anosmia y ageusia) son menos frecuentes a más de dos o tres meses de la enfermedad(7), sin embargo, estas observaciones no sólo están presentes en pacientes que habían sido hospitalizados por COVID-19, sino también en individuos con enfermedad leve, incluidos jóvenes de bajo riesgo sin comorbilidades.


Una persona que se ha recuperado del COVID-19 participa en un programa de rehabilitación en Génova, Italia. Crédito: Marco Di Lauro / Getty — Nature

En una encuesta realizada por los Centers for Disease Control and Prevention de los Estados Unidos en 292 pacientes adultos que padecieron enfermedad leve a causa de COVID-19, se encontró que el 35 % de los encuestados respondió que no habían vuelto a su estado de salud habitual después de la enfermedad(8), de igual manera, un estudio de 211 pacientes jóvenes de bajo riesgo “recuperados” de COVID-19 informó que el 42 % de los individuos todavía tenían diez o más síntomas continuos, siendo la fatiga (98%), dolor muscular (88%), problemas para respirar (87%), dolor de cabeza (83%), síntomas cardiorrespiratorios (92%) y gastrointestinales (73%) los más frecuente(9), sin embargo, lo alarmante de este informe fue que las imágenes de resonancia magnética aplicadas a los participantes evidenciaron deterioro en uno o más órganos (corazón, pulmones, riñones, hígado, páncreas y bazo) cuatro meses después de la infección por SARS-CoV-2(5,9).


Los reportes de insuficiencia cardíaca como secuela de la COVID-19 en pacientes recuperados, va en aumento(5,10) incluso la afectación cardíaca posterior a COVID-19 se ha evidenciado en jóvenes atletas asintomáticos(11) lo que confirma el amplio espectro del SARS-CoV-2 por órganos extra pulmonares(5).


Algunos pacientes de COVID-19 que supuestamente se han recuperado continúan experimentando síntomas durante meses. Foto de Pablo Blazquez Dominguez / Getty Images

Si bien, la investigación emergente demuestra que existe una amplia gama de secuelas y síntomas recurrentes después de la infección, es necesario diferenciar la intensidad y duración de los mismos, así como su relación con la gravedad de la enfermedad(2). A pesar que los hallazgos de resonancia magnética evidencian secuelas de la infección por SARS-CoV-2 en diferentes órganos vitales, incluso en pacientes jóvenes sin comorbilidades, los mecanismos subyacentes aún no se han dilucidado por completo.


Además de la persistencia de los síntomas y las secuelas clínicas de COVID-19, no ha sido posible determinar su impacto en los trastornos emocionales y de comportamiento de los afectados, mucho menos comprender las consecuencias psicológicas y neurológicas de la enfermedad a largo plazo. Se necesitan estudios de intervención para mitigar los efectos adversos en la salud física y mental de las personas “recuperadas”.


Los médicos eran conscientes de que el SARS-CoV-2 podía provocar enfermedades crónicas, no obstante, explorarlas en un principio, no era prioridad debido a la situación en la que se hallaba el mundo por detener la propagación del virus. Ahora, con toda la evidencia emergente de secuelas y síntomas persistentes, Long COVID ya debe ser abordado por los científicos, instando a la investigación integrada. También es necesario definir con mayor precisión el término “recuperación”, prestando mayor atención al paciente(3), sin embargo, para saber las consecuencias del COVID-19 a largo plazo, lo único que necesita la ciencia es tiempo y compromiso multidisciplinario.


Autor: Danny O. Suclupe Campos

ORCID: https://orcid.org/0000-0003-4930-3689 Microbiólogo. Universidad Pedro Ruíz Gallo. Facultad de Ciencias Biológicas, Departamento De Microbiología. Lambayeque, Perú.


Referencias

1. Marshall M. The lasting misery of coronavirus long-haulers. Nature. 2020;585(7825):339–41. Disponible en: https://doi.org/10.1038/d41586-020-02598-6

2. Mahase E. Long covid could be four different syndromes, review suggests. BMJ. 2020;m3981. Disponible en: https://doi.org/10.1136/bmj.m3981

3. Long COVID: let patients help define long-lasting COVID symptoms. Nature. 2020;586(7828):170–170. Disponible en: https://doi.org/10.1038/d41586-020-02796-2

4. Carfì A, Bernabei R, Landi F. Persistent Symptoms in Patients After Acute COVID-19. JAMA. 2020;324(6):603. Disponible en: https://doi.org/10.1001/jama.2020.12603

5. Raman B, Cassar MP, Tunnicliffe EM, Filippini N, Griffanti L, Alfaro-Almagro F, et al. Medium-term effects of SARS-CoV-2 infection on multiple vital organs, exercise capacity, cognition, quality of life and mental health, post-hospital discharge. medRxiv ;2020.10.15.20205054. Disponible en: http://medrxiv.org/content/early/2020/10/18/2020.10.15.20205054.abstract

6. MedlinePlus. COVID-19 prolongada. MedlinePlus. 2020. Disponible en: https://espanol.medscape.com/verarticulo/5905891

7. del Rio C, Collins LF, Malani P. Long-term Health Consequences of COVID-19. JAMA [Internet]. 2020; Disponible en: http://jamanetwork.com/article.aspx?doi=10.1001/jama.2020.19719

8. Tenforde MW, Kim SS, Lindsell CJ, Billig Rose E, Shapiro NI, Files DC, et al. Symptom Duration and Risk Factors for Delayed Return to Usual Health Among Outpatients with COVID-19 in a Multistate Health Care Systems Network — United States, March–June 2020. MMWR Morb Mortal Wkly Rep [Internet]. 2020;69(30):993–8. Disponible en: http://dx.doi.org/10.15585/mmwr.mm6930e1

9. Dennis A, Wamil M, Kapur S, Alberts J, Badley AD, Decker GA, et al. Multi-organ impairment in low-risk individuals with long COVID. medRxiv [Internet]. 2020.10.14.20212555. Disponible en: http://medrxiv.org/content/early/2020/10/16/2020.10.14.20212555.abstract

10. Puntmann VO, Carerj ML, Wieters I, Fahim M, Arendt C, Hoffmann J, et al. Outcomes of Cardiovascular Magnetic Resonance Imaging in Patients Recently Recovered From Coronavirus Disease 2019 (COVID-19). JAMA Cardiol. 2020; Disponible en: https://dx.doi.org/10.1001%2Fjamacardio.2020.3557

11. Rajpal S, Tong MS, Borchers J, Zareba KM, Obarski TP, Simonetti OP, et al. Cardiovascular Magnetic Resonance Findings in Competitive Athletes Recovering From COVID-19 Infection. JAMA Cardiol . 2020; Disponible en: https://doi.org/10.1001/jamacardio.2020.4916

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